Más de un mes de huelga: bulto, zapatos, uniformes empolvados

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Hace un mes atrás mi familia tenía una rutina, que transcurría entre cuadernos, uniformes y útiles escolares. El tiempo apenas nos alcanzaba para la escuela y el trabajo; eran pocos los espacios que a mi hijo le quedaba libre para distraerse con amigos o disfrutar de los juegos que más le gustan.

Mi hijo Juan Carlos, un niño de 11 años, que cursa su quinto grado y para quien la escuela es parte importante de su vida, ya no hace tareas, no limpia sus zapatos ni alista el horario escolar y los útiles. Ya se cumplió un mes de que su aprendizaje se vio interrumpido y que su rutina se vio afectada, tras la huelga que inició el 10 de setiembre.

Para mi hijo, fue un cambio en su diario vivir, él disfruta ir a la escuela; para mí como madre, más allá de las enseñanzas de matemática, español o cualquier otra materia, se encuentra su desarrollo personal, el interactuar con sus compañeros, con otros niños mayores o menores que él; aprender a tolerar, a socializar, a formar su carácter, a descubrir destrezas y habilidades que les ayuden a formar la persona que quiere ser en el futuro.

Lo que más me preocupa

Mi preocupación es que mi hijo tenga un desarrollo integral, que la profesora le enseñe, historia, ciencia, inglés pero también que aprenda a trabajar en equipo con sus compañeros de grupo, si bien es cierto que los primeros educadores somos los padres, ellos necesitan de ese ambiente escolar para seguir creciendo.

Mi rutina ha cambiado, ya no corro tanto para llegar al trabajo a tiempo antes de dejar a mi hijo en la escuela; mis preocupaciones hoy son otras, ya no pregunto ¿cómo te fue hoy en la escuela? ¿ya hiciste la tarea? ¿ya repasaste la lección de hoy? ó simplemente ¿a qué hora sales?

Hoy, me queda una sensación terrible de pérdida, pensar que salgo a trabajar y mi hijo queda en casa y que llego y sigue ahí, sus días pasan extrañando su escuela y todo lo implica cuando me dice “mami ya quiero volver a la escuela, extraño mis amigos”.

Por más actividades que inventa, dibujo, deporte, sus labores en la casa, juegos con los vecinos, se le nota un vacío que sólo se llena poniéndose nuevamente su uniforme, alistando su bulto, sus cuadernos y buscando sus plumas y lápices de colorear.

Su rutina se vio afectada, sus zapatos se encuentran empolvados, el bulto y sus cuadernos no han salido de su armario y su lápiz, herramienta para escribir, para redactar historias y resolver problemas de matemáticas que tanto le gustan es ahora herramienta de dibujo, que utiliza como distracción ante tanto tiempo “libre”.

Me preocupa mi hijo y su aprendizaje, más de 30 días de lecciones perdidas, pero más que las lecciones, son 30 días de experiencias pausadas.

Como padres nos preocupamos porque nuestros hijos tengan lo mejor que podamos para su desarrollo escolar, la calidad de los uniformes, que éstos no destiñan tan rápido, los zapatos (no vaya hacer que tengamos que estar comprando zapatos cada tres meses) y que a lo largo del año tengan lo necesario para que su experiencia de aprendizaje sea la  mejor, pero cuando son circunstancia ajenas a nosotros que interrumpen su vida escolar la sensación de pérdida es aún mayor.

No sé qué va pasar con la huelga, cómo se va reponer el tiempo pero ya tengo en mente el próximo año, quizás es porque mi hijo está en una edad en la que crece muy rápido y en un mes sin utilizar los uniformes y ya las camisas se le ven pequeñas.

Ya éste año está en su recta final, con sus altos y sus bajos y ahora solo me queda pensar que el próximo año será mejor. Nos motiva pensar en un nuevo curso lectivo, fluido, sin pausas y lleno de nuevas experiencias.

Nos vemos en la Feria de útiles.

Por: Yendry Marin.

¿Qué es la Feria de útiles?

Es el espacio donde padres de familia y proveedores de útiles escolares entran en contacto con el objetivo de encontrar todos los artículos escolares, uniformes y complementos para la entrada a clases en un sólo lugar.

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